Capital y Estado: Proyecto de Dominación

El mundo en el que nos encontramos está envuelto por relaciones sociales capitalistas. Casi todxs han sido reducidxs a la condición de venderse por un salario. Todos los espacios están divididos y cuantificados en mercancías que pueden ser vendidas y compradas. Esta mercantilización de la vida ha hecho cambiar las características dominantes de nuestras relaciones. La implementación de esas relaciones fue conseguida mediante un masivo proyecto de desposesión y exclusión. Los Estados manejan a las poblaciones y a los territorios por medio de una vasta red de control, creando un mundo
muy parecido a una cárcel. Las fronteras están militarizadas, las redes de vigilancia nos rodean, la policía ha aumentado en número y están mejor equipadxs, y todo eso se ha vuelto extremadamente eficiente debido a los avances tecnológicos.
Todo esto es justificado bajo el siempre creciente sistema de leyes. Esto de ninguna manera cambia la contradictoria naturaleza del Estado; son fieles a su forma y función. El Estado y el capital están inexorablemente conectados en un proyecto de dominación

Propaganda como sistema de control social: “Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad”.

 

El título del presente artículo no es en ningún sentido casual. A través de el se mencionan  los principios de la propaganda del régimen nazi se cimentó, entre otros pilares, en un férreo control de los medios de comunicación. Es profusamente conocido este control  cuyo único objetivo era generar un nuevo “ethos”, un nuevo marco regulador que favoreciese y potenciase al Estado y, sobre todo, a su líder.

El híper liderazgo es una de las características buscadas por el régimen nazi y por Hitler, en todas y cada una de las acciones propagandísticas que llevaron a cabo a lo largo del III Reich alemán. En este sentido, existe numeroso material académico que analiza los distintos soportes utilizados por el régimen, desde cuñas de radio a carteles propagandísticos, desde octavillas a marchas y paradas paramilitares, su estética y simbología. La total supeditación de la información a los intereses del Estado y los intereses del Estado supeditados a los de su líder carismático, su guía, el único capaz de conducir al pueblo al Reich de los mil años. Hoy todavía nos sobrecoge por su belleza y eficacia visual la famosa película de Leni Riefenstahl, “El triunfo de la voluntad”, uno de los mejores ejemplos de propaganda en la historia del cine. Pero, no podemos analizar con un mínimo de rigor el periodo, desde la perspectiva de la información al servicio del poder del Estado o de la propaganda, sin posar nuestra mirada en la figura de Paul Joseph Goebbels (1897-1945). El control total que ejerció desde el Ministerio para la Ilustración Pública y Propaganda no sólo resultó eficaz para los objetivos del Partido Nazi y su líder, sino que implementó y consolidó nuevas técnicas de propaganda que hasta ese momento no habían sido utilizadas. Sus famosos “Once principios para la propaganda”. Situemos nuestra mirada sobre alguno de ellos.

Principio de la vulgarización.

Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; mensajes simples para que no los olviden.

Principio de orquestación.

La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes ángulos, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. “Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad”.

Principio de la verosimilitud.

Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias. Utilizar personas con prestigio social para que realicen la argumentación.

Principio de la silenciación.

Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

Principio de la transfusión.

Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas de la población.

Principio de la unanimidad.

Llegar a convencer a mucha gente de que piensa “como todo el mundo”, creando una falsa impresión de unanimidad. El famoso, “como todo el mundo sabe”, “el pueblo está harto de sus políticas, señor mío”, etc.

Principio de exageración y desfiguración.

Tenemos ejemplos recientes de utilización de estos dos principios. Uno muy famoso, planetario. No podemos borrar la imagen de la caída de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001. Las hemos visto caer mil veces, desde miles de ángulos, con detalles, muchas veces morbosos. El efecto amplificador que el hecho ha tenido a posteriori en la “aldea global” (que tan magníficamente supo ver Marshall McLuhan) ha supuesto que todos los países occidentales viésemos en el efecto de la caída de ese símbolo y la materialización de las teorías de Samuel Huntington y su famoso “choque de civilizaciones”, donde clasifica las civilizaciones islámicas como rivales de la occidental. Pero no es mi propósito analizar la obra politológica de Huntington. Sólo quiero pararme, por un instante, en los años posteriores al 11 de septiembre de 2001. El miedo posterior generado en la sociedad norteamericana por ese cruento acto fue, desde mi punto de vista, bien utilizado por la administración Bush. En el sentido de plantear al ciudadano el manido dilema de “un poco de tu libertad a cambio de seguridad”, con la simple lógica de “ustedes tienen que ceder algo de su libertad para que nosotros, Estado, podamos protegerlos de forma más eficaz”. De esa forma guerras basadas en pruebas manipuladas, prisiones fuera de cualquier marco legal o sujeto al derecho internacional se fueron produciendo en una insólita cascada. Pese a la cesión de la sociedad, el tiempo nos ha demostrando que no estamos más seguros, ni mucho menos.

Como pueden constatar, muchos de estos once principios son aplicables a la sociedad actual

Si nos detenemos en los principios de vulgarización y orquestación, hoy día,  seguimos atendiendo a la banalización de la comunicación política. A base de la insistente y simplificación de la realidad a través de frases sencillas, eslóganes directos que cada partido y representante político repite (ya que es un argumentario prefijado desde los aparatos de los partidos) para que sea repetido hasta la extenuación por sus representantes. No importa si es cercano a la verdad, lo importante es que se repita y cale en la opinión pública.

Y, respecto al principio de la verosimilitud, no creo que a nadie nos sorprenda ver, a posteriori, como este argumentario político es repetido por los “tertulianos/as” profesionales que en distintos medios de comunicación, repiten como un “mantra” el argumento dictado desde los aparatos de los partidos políticos. Amplificando su transmisión y consolidando su voluntad de verosimilitud, ya que la misma es apoyada por personas ajenas al partido (generalmente analistas políticos o profesionales de los medios de comunicación cercanos al poder o al partido político en cuestión), pero que gozan de prestigio social.

Cada sociedad tiene su momento en la historia y sus paradigmas que intentan responder a los retos que se van planteando en el día a día y anticipar los futuros. Ese fue uno de los retos de la sociedad alemana en 1936 y 1937, los dos años en los que se centra la mencionada novela. Vislumbrar azarosamente el peligro que como sociedad se estaba materializando desde 1933, ser capaz de dimensionar el insondable abismo que se cernía sobre ella. El bien contra el mal, en esa eterna lucha, tantas veces repetida.

 

Espero que el mundo en el que vivimos actualmente, su sociedad, sea cada vez mejor. Para ello, así lo creo, los ciudadanos debemos involucrarnos más, debemos sentirnos concernidos ante nuestra imperfecta democracia, no sólo cada cuatro años, sino cada día, cada semana. Máxime si, como hemos visto estos últimos años, importantes actores e instituciones del sistema no han estado a la altura, nos han fallado.  No creamos que podemos cambiar el status quo sentados cómodamente en el sofá de casa con el mando a distancia de la televisión en la mano. Las democracias garantizan deberes y derechos, pero son los hombres los que deben luchar por ellos.

Ganamos una batalla, aún no la guerra. No descansaremos hasta que liberen a todas las especies del Acuario Valparaíso

Cuando comenzamos esta batalla junto a Save Movement Valparaíso, AV y la Fundación GEDA sabiamos que era una lucha difícil. Hoy , ya logramos que cierren el Acuario en el Mall de Estación Puerto.

Cierran acuario en Valparaíso.

Los peces “no se van de vacaciones”, han estado esclavizados y explotados durante más de dos años en esta cárcel de cloro. Hoy ni nunca renunciaremos a la lucha por la liberación de estas especies marinas. Donde se vayan los encontraremos y seguiremos saboteando su “maldito negocio”. Hasta la total liberación!!!

Barry Horne no ha muerto…

 

El 5 de noviembre es recordado mundialmente la historia de un hombre, un guerrero que vivió y murió por sus convicciones, buscando hasta los últimos días, aportar y proyectar la Liberación Animal.
Barry Horne siendo un barrendero de las calles de Inglaterra y con varias décadas de edad, se dio cuenta de que debía hacer algo contra la industria de la explotación animal. Barry llego a tomar esta decisión a raíz de que barría las calles cercanas a una empresa de experimentación en animales no-humanos, lugar donde frecuentemente se realizaban manifestaciones, recibiendo información sobre la vivisección. Esto dio curso a sus motivaciones en la lucha directa por la liberación.
Esta es la historia de guerrero por la liberación Animal.

Barry Horne no ha Muerto…(17 marzo 1952 – 5 Noviembre 2001)

Ya han pasado 17 años desde que Barry murió, es un momento idóneo para recordarlo.

Entrando en el movimiento

Barry era un barrendero en paro que ya en su edad adulta descubrió lo que era la Liberación Animal. Adoptando una postura radicalmente antiespecista enseguida se involucró en el movimiento. Desde el comienzo mostró una iniciativa tan inusual para un “principiante” que levantó las sospechas en muchos. Participó en concentraciones y piquetes frente a peleterías, difundía el mensaje liberacionista, acudía a manifestaciones y, en muy poco tiempo, pasó a verse implicado en la cara más combativa de la Liberación Animal.
Barry empezó a acudir a sabotear la caza todas las semanas. El sabotaje de la caza, para quien no esté enterado, es una práctica legal. Consiste en obstaculizar una cacería haciendo uso de métodos legales (distrayendo a los perros de los cazadores, espantando los animales no-humanos, etc.). El problema del sabotaje de la caza es que su gran efectividad es una espada de doble filo. Por un lado los saboteadores sienten una gran alegría al ver con sus propios ojos cómo salvan animales de los disparos de los cazadores. Por otro lado este éxito se vuelve contra ellos, ya que los cazadores también ven cómo su deseado “trofeo” escapa. Frecuentemente los cazadores (que en Inglaterra se reúnen en grandes cacerías para matar zorros) reaccionan de un modo agresivo, y esto da lugar a muy violentas peleas. Los saboteadores de la caza compañeros de Barry le describen como alguien a quien les tranquilizaba tener cerca. No dejaba la pelea hasta que todos sus compañeros estaban seguros.

Descubriendo el A.L.F.

Quizás esta fue la primera forma en la que Barry salvó animales no-humanos de una muerte segura. Lo que sí sabemos con firmeza es que cuando probó la eficacia de los métodos ilegales del A.L.F. fue consciente de que esa era una herramienta que no podía desestimar si quería conseguir la liberación animal.
Fue tan fuerte el impacto que creó en Barry el entrar a laboratorios y rescatar cientos de animales, o el sabotear las propiedades de sus explotadores que, sin olvidar las otras estrategias, se aferró a los métodos del A.L.F. considerándolos como los más poderosos.
Barry era una de esas personas que realmente sentía eso de “Liberación Animal ahora”. No lo usaba como un eslogan o como una frase con la que decorar camisetas, probablemente esas palabras jamás salieron de su boca, pero las expresó como mejor sabía hacer; mediante la acción. Cuando se reunía con su grupo de personas afines Barry destacaba por centrarse en la acción. En el momento en el que una reunión se prolongaba más de la cuenta él era quien centraba de nuevo la conversación para enfocarla en qué iban a hacer, cómo y cuándo.
Al oír hablar de Barry, de su conducta, podemos pensar en una persona de edad adulta, que quería aprovechar al máximo los años en los que podría seguir realizando lo que consideraba más efectivo. Nos encontramos ante una persona que continuamente tenía decenas de acciones programadas, cuando se reunía con sus compañeros y amigos en algún lado, en el trayecto de vuelta a casa dejaba a su paso unos cuantos cristales rotos. Evidentemente para él el tiempo apremiaba, y lo quería aprovechar al máximo.

Barry era una de esas personas que realmente sentía eso de “Liberación Animal ahora”.

Actuando sólo

Aun ya muerto, y obviamente sin peligro de ser juzgado por ello, no sabemos en cuántas acciones del A.L.F. participó Barry. Esto se debe a que era una persona que solía actuar aisladamente. Se daba cuenta de que sólo unas pocas acciones requerían la participación de más de una persona.
Si Barry quería hacer una concentración frente a una peletería y no podía contar con nadie no tenía problemas en acudir sólo a repartir folletos a los viandantes. Saboteaba la pesca frecuentemente sin necesidad de que nadie le acompañase, para ello se limitaba a arrojar al pescador al río dándole un empujón.
Tras su muerte algunos compañeros de Barry han sacado a la luz algunas de las acciones en las que participó junto a ellos (Interfauna, Boots, etc.). Además, fue encarcelado en distintas ocasiones por acciones en grupo. Como el intento de liberación de Rocky el delfín o cuando fue sorprendido junto con otros 7 encapuchados mientras intentaban incendiar una flota de autobuses empleados para transportar a los trabajadores de H.L.S. al laboratorio.
Sin embargo, todo apunta a que también en la estrategia que consideraba más efectiva para lograr la Liberación Animal, el trabajar de forma individual fue su manera favorita. Evidentemente es algo que no compartía con nadie. Lo que hacía se lo guardaba para él, no necesitaba que nadie le diese una palmadita en la espalda. Pero como se ha señalado, el frenético ritmo con el que llevaba a cabo su serie de acciones del A.L.F. desencadenó en un muy reducido número de detenciones, no obstante fueron suficientes como para que la policía descubriese en qué tipo de cosas se veía envuelto. Con su última detención se confirmaron las sospechas de sus compañeros de que él actuaba en la mayoría de las ocasiones solo.

En busca y captura

Lo que ocurrió fue lo siguiente. Barry había pasado, al menos tres años en prisión. Recordemos que era una persona a la que le ardía el deseo por hacer cosas, no era de las que se planteaban el atacar un establecimiento o liberar unos animales no-humanos y dejaba que pasasen las semanas hasta que finalmente lo hacía. Muy al contrario enseguida se ponía a preparar la acción en sí, y entre medias realizaba el mayor número de “acciones menores” posible. Una persona así, con esas ganas y esa iniciativa tuvo que sentirse muy frustrada en prisión. Veía pasar los días y que no podía continuar su lucha.
Tras un juicio a Barry se le anunció que debía ingresar en prisión de nuevo. No tardó en encontrar una solución para no entrar en un nuevo estado de frustración; Barry nunca se presentó.
Barry desapareció de la faz de la tierra, pero la policía le conocía y era consciente de que no era de esas personas que utilizaría el argumento de la represión como excusa para traicionar sus ideas y a los demás animales. Sus sospechas quedaron confirmadas, un reguero de incendios en establecimientos de Boots (compañía que experimentaba con animales, al menos hasta que Barry y otros entraron en acción) salpicaba una zona de islas en Inglaterra. Finalmente dieron con él, pero no podían limitarse a detenerle, entonces tan sólo cumpliría la condena que previamente tenía más la resultante de no haberse presentado el día indicado. La policía necesitaba pruebas de que él solo había iniciado una campaña de incendios en la que hacía uso de artefactos incendiarios del tamaño de un paquete de tabaco. Los programaba para que se activasen de noche, cuando la compañía estaba vacía, para que ningún animal humano sufriese daños, y los escondía en el establecimiento escogido.
Fue necesario que la policía desplegase un inmenso dispositivo de seguimiento y emplease una gran cantidad de recursos para que Barry no sospechase. Más de 60 personas participaron en la operación. Finalmente lograron su objetivo, y Barry fue atrapado literalmente con las manos en la masa. En las imágenes aparecidas en las noticias al día siguiente se podía ver a un hombre de alrededor de 50 años, ataviado con una gorra de larga visera, manos esposadas a la espalda, y cuyas yemas de los dedos estaban envueltas en cinta aislante. Su cara reflejaba la derrota, no obstante su figura se mantenía firme, sabía que ese día iba a llegar tarde o temprano.
Por supuesto aunque no son pocas las ocasiones en las que Barry fue detenido por llevar a cabo acciones del A.L.F. en grupo (como cuando fue sorprendido con un pasamontañas ). Por ello, se cree que la gran mayoría de las acciones del A.L.F. que llevó a cabo jamás se las contó a nadie. Sin embargo, en lo referente a las acciones que llevó conjuntamente con otras personas, se sabe que no fueron pocos los laboratorios a los que entró.

La huelga de hambre

Una vez descrita la forma en que Barry concebía el tiempo, como si la vida fuese una cuenta atrás en la que puede perder un instante en hacer lo que le pide el cuerpo y el corazón, podemos entender cómo le sentó la condena de 18 años.
Recordemos que ya había estado una buena temporada en la cárcel, cuando decidió continuar en el A.L.F. sabía a lo que se atenía y lo asumía gustosamente. Con un fuerte carácter y sin miedo a las peleas difícilmente temía la prisión, sin embargo la cuenta atrás seguía en marcha, no se detenía cada vez que era encarcelado. Quería hacer algo por la Liberación Animal, nada podía impedírselo, la estrategia del gobierno de encarcelarlo no iba a ser suficiente para frenar sus deseos.
Recurrió para seguir luchando a lo único que le quedaba, su propia vida. Aparentemente se trataba de pedir al partido político en el poder que cumpliese sus promesas electorales. Ellos habían afirmado que prohibirían la vivisección si salían elegidos. Barry, como explica John Curtin (un excompañero de Barry a todos sus efectos), no era ningún demócrata y jamás había creído esas promesas. Por supuesto no acudió a votar aquellas elecciones y probablemente jamás pensó que los laboristas fuesen a cambiar su política con los demás animales gracias a su huelga de hambre.
En lo que sí que creía Barry era en la capacidad del movimiento por la Liberación Animal, y desde dentro de una jaula él quería encender la mecha para que la gente se sintiese furiosa, y tradujese su rabia en acción. Ya que él desde dentro no podía actuar usaría alguna estrategia para que los demás lo hiciesen por él.
Su huelga de hambre hizo que el tema de la experimentación animal saliese a la luz de nuevo, y muchas personas que eran meras espectadoras de lo que realizaba el movimiento pasaron a unirse al mismo. Por su parte, los que ya estaban activos multiplicaron sus acciones.
Visto esto nos podemos reír de los periodistas que calificaban a Barry Horne como un “mártir”, algo que él mismo detestaba. También podemos preguntarnos ¿sirvió de algo la huelga de hambre?, sin duda Barry contestaría que sí, él murió satisfecho. Decidió jugar su última baza y la ganó.
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La lucha no es por nosotros, no es por nuestros caprichos o necesidades personales. Es por todo animal que alguna vez ha sufrido y muerto en un laboratorio de vivisección, y por todos aquellos animales que sufrirán y morirán en las mismas circunstancias a no ser que detengamos este cruel negocio ya. Las almas de los muertos torturados lloran pidiendo justicia, los que están vivos lloran pidiendo libertad. Podemos hacer esa justicia y proporcionarles esa libertad. Los demás animales solo nos tienen a nosotros, no les fallaremos Barry, septiembre de 1998.

Jornadas Anarcoveganas

El propósito de la Jornada Anarcovegana es realizar actividades como Conversatorios (barriales, en lugares públicos, recuperando espacios), acciones directas, Cine-Foros, entregar fanzines, y disfrutar de música y degustaciones veganas.

Es alguien no algo

Desde el mes de julio FRAT realiza acciones directas para pedir por el cierre del Acuario Valparaíso, emplazado en el mall Estación Puerto. Durante estas manifestaciones entregamos información y recogemos firmas. Durante la Jornada de Agitación del 27 de Octubre al 5 de Noviembre retomaremos estas acciones, para que estén atentos.